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Mantente en el rumbo con un sistema de localización PHD

A simple vista, puede parecer un detector de metales algo más grande y no llamar mucho la atención. Pero en realidad, un sistema de localización es una pieza clave para que cualquier trabajo de PHD (perforaciֶón horizontal dirigida) salga bien: preciso, eficiente y sin sorpresas.

Usar un sistema de localización, como los modelos DCI® que suelen acompañar a muchas perforadoras Vermeer, es parte de un buen plan de trabajo. Todo empieza con una planificación de la perforación, donde se analiza el tipo de terreno y se calcula la pendiente que hay que mantener para alcanzar el objetivo sin cruzarse con otras conducciones subterráneas. Y es justo en este punto donde entra en acción el localizador PHD.

El sistema DCI DigiTrak® Aurora®, como el popular DigiTrak Falcon F5®, tiene tres componentes principales:

  • Transmisor: va dentro de la cabeza de perforación. Aunque es pequeño (unos 38 cm de largo por 3,8 cm de diámetro), envía dos datos esenciales: la posición de la cabeza (hacia dónde apunta) y la profundidad. El Falcon F5, por ejemplo, puede configurarse con cientos de combinaciones de frecuencias para adaptarse a cada trabajo y seguir transmitiendo datos incluso a más de 45 metros de distancia.
  • Receptor: es el dispositivo portátil que recibe los datos del transmisor. El operador en superficie —el “locator”— lo usa para seguir la ruta de la perforación en tiempo real.
  • Pantalla Aurora: es el monitor de la perforadora. Muestra la ubicación exacta de la cabeza y permite al operador ajustar dirección, pendiente y profundidad sobre la marcha.

Lo interesante es que estos tres elementos no solo te dicen dónde está la cabeza de la perforación, sino que te guían paso a paso para seguir el recorrido planificado. Los sistemas DCI utilizan la tecnología “Ball-in-the-Box™”, que ofrece una interfaz muy visual: una pequeña “bola” aparece en pantalla y te indica si estás en el camino correcto.

Si la bola está a la derecha, muevo el receptor hacia la derecha hasta centrarla. Es como un videojuego: la bola debe quedar en el centro para saber que voy bien. Antes, localizar era mucho más complicado. Ahora es rápido y preciso.

Mientras el operador del receptor mantiene la bola en el centro, los datos se envían a la perforadora, y el operador los sigue en su pantalla Aurora. Además, el recorrido se marca en el suelo con pintura para tener una referencia visual extra. Una vez encontrado el punto ideal, se aprieta el gatillo del receptor para confirmar la ubicación y medir la profundidad de la cabeza de perforación.

Solitamente se marcan tres puntos en cada tramo, como si fueran el morro, la cola y las alas de un avión. Cuand la línea de las ‘alas’ se alinea con el centro de la mira, el operador sabe que está en el lugar exacto para medir. Entonces pulsa el gatillo y obtiene la profundidad al instante.

Esta información es crucial para hacer ajustes rápidos y mantener la perforación en el camino correcto. Y aunque la tecnología es potente, el éxito depende de una buena coordinación entre el operador de la perforadora y el del receptor.

El punto delantero de una barra es básicamente el trasero de la siguiente. Por eso no siempre hay que marcar los dos. Pero sobre todo para los que están empezando, es importante localizar siempre los tres puntos y confirmar bien la línea de perforación. Todo empieza con un buen plan de perforación y con recopilar los datos correctos a lo largo de todo el trabajo.

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